La ventana está abierta, deja entrar una falsa brisa que no refresca, pero con la suficiente potencia como para cerrar la habitación de golpe. El perfume de citronela escapándose por la ventana abierta. Son un auténtico atentado contra la piel, las zanzare de esta región. La farmacéutica dijo que el Arno era fumigado, que el Mugnone no es tan importante, claro.
Anoche una terraza con gente totalmente desconocida, con unas vistas al Duomo envidiables. Un nivel de vida al que aspirar, que nunca alcanzar. Por primera vez alguien con verdadera curiosidad y disposición por conocer acerca de todo tipo de historias de esta ciudad. Casi media hora de reloj respondiendo preguntas. Que era una suerte. Los meses entre libros, vídeos, podcasts y páginas webs, y los que me quedan.
También este mes por fin he cedido a mostrar desde la privacidad, desde la comodidad y la libre elección esta ciudad. Por fin he cedido a compartir todo lo que conozco con quien quiere escuchar. Es extraño, porque todos los días narro historias, y veo muchos rostros, muchísimos, más de quinientos a lo largo del mes, y en especial ahora en la estación más tórrida. Pero sigue siendo extraño encontrarse con personas con curiosidad por escuchar.
Quizás por eso cuento poco, o contaba poco.
He sido muchas versiones de mí, y he dejado, y estoy dejando muchísimas atrás. Cierto orgullo por aquello que me conocía y se sorprende, que la memoria le traiciona. Era y era, y ahora soy, y estoy siendo, ya no soy de más, pero seré mucho.
En este mes un té frío en una cafetería rosa, antes de iniciar, en la misma cafetería que hace un mes un punto y final. También pasta, mucha más que pizza. El triángulo de esta región. Recomendaciones de forma enxebre en una hoja de papel.
También daiquiri de mango, y Peroni en la terraza random, acompañado todo de una schiacciata de esa cadena quizás sobrevalorada, con ojos mediterráneos, corazones cálidos. Un falso Hugo Spritz que se convirtió en la tediosa bebida naranja radioactiva, con cartas lascivas y ojos que quizás nunca vuelva a ver. Hasta el siguiente Hugo Spritz en Santo Spirito. Otra bebida al limón en un garito ínfimo en Sant’Ambrogio, sintiendo en el cogote el secuestro de unos ojos sobre otros. Una IPA con mortadela y pistacchio, hablando de amor, del pasado, de cómo conectar con otros. Pizza con bietoline, no broccoli. Tres botellas de vino para cuatro, mezclando inglés, italiano, gallego y portugués. Pizza sin gluten y mojitos, abriendo la mente, hablando del miedo, los celos y todo lo que supone querer tanto a alguien. Pasta al limón y medio chupito de grappa, uno y medio para los otros cubiertos, sudará a la mañana siguiente. Cocomero en una terraza al sol, porque por la noche antes de cenar… No. Muchos, muchos helados de pistacchio, placer permitido. Un cornetto de mermelada, que no para tanto. Y como no, la sección de verduras del super, donde sí me gusta el arte, supongo que no en todas sus formas.
Más noches fuera que en casa y un puzzle a medias desde julio, esperando recibir las últimas 20 piezas. Vergüenza, pero placer.
Un estate para hacer espacio a cosas nuevas, a no reconocer y a disfrutar de esto último. De no reconocer en ninguna descripción ajena, y en ser con todas las consecuencias, las que sean. Con miedo, permitiendo existir. Se dan todavía cuentas pendientes, se irán saldando en algún punto, no todo está tan lindo y cuidado, hay hierbajos, incontables. Mucho que enfrentar, cortar, cuidar, abonar y extirpar todavía, muchísimo.
La teoría es bien sencilla, fácil de interpretar, con seguridad mucho más tediosa de ejecutar, todo así. También en dejar ser, un ligero avance, pero sigue habiendo carencias. Hasta en dejarme ser. Ay.
Tanta costumbre en vivir en una única realidad, que parece que no exista nada más. Sin que deba ser mejor, o merezca ser peor por la ausencia de seguridad en lo conocido. Los ojos que aprecio, los que quiero, muy muy lejos, con su vida. Y ausencia de estos miopes. Todo continua para todos lejos unos de otros, siempre la misma luna, eso sí. Echo de menos, inevitable pero sin altercados.
Últimas noches en esta habitación, antes de un x2 24/7. Muchas noches por delante x2.
En octubre se reinicia la vida, sin publicar subjetividades.